La pobreza extrema es una condición grave que afecta a las personas que no cuentan con ingresos suficientes para cubrir sus necesidades básicas de alimentación, vivienda, salud y educación. En Bolivia, se ha logrado reducir significativamente la pobreza extrema en los últimos años, sin embargo, aún queda un largo camino por recorrer.

Evolución de la pobreza extrema

Entre 2005 y 2015, la pobreza extrema se redujo de 36.7% a 16.8%. Con la nueva metodología del INE en 2016, la pobreza extrema se ubicó en 19% y ha disminuido gradualmente hasta llegar a 12.9% en 2019. En 2020, la pobreza extrema aumentó levemente, pero volvió a disminuir a 11.1% en 2021. En 2022 se situó en 12,5% y en 2023 descendió a 11,9%.

Análisis por área de residencia y por región

En 2022, la pobreza extrema fue más prevalente en el área rural (25,8%) que en el área urbana (7%). En 2023, la incidencia fue de 26,5% en el área rural y 5,9% en el área urbana.

La región de los llanos tuvo la menor incidencia en 2022 (6,7%), mientras que la zona altiplánica presentó la mayor (16,6%). En 2023, la pobreza extrema fue del 5,7% en los llanos, 9,5% en los valles y 28,2% en el altiplano.

Análisis por grupo poblacional

Los jefes de hogar indígenas tienen una mayor incidencia de pobreza extrema que los jefes de hogar no indígenas. La mayor reducción de la pobreza extrema se ha observado en el grupo de personas de 60 años o más. En 2023, la incidencia fue de 23,9% para jefes indígenas y 9% para no indígenas. Para los mayores de 60 años, la pobreza extrema fue del 13%.

 

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