Los riesgos de reversión de los logros sociales

Año | : | 2018 |
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Autor/es | : | Fernanda Wanderley |
La caída de los precios internacionales de las materias primas y la desaceleración de la economía boliviana ponen en riesgo la parcial disminución de la pobreza y de la desigualdad lograda en el periodo de boom económico. La mejora de estos indicadores es más lenta e inclusive se observan casos de retrocesos.
El riesgo de reversión y deterioro de los logros sociales alcanzados en la última década es una de las conclusiones del estudio La deuda social en Bolivia: una aproximación de los indicadores de pobreza, desigualdad, educación, salud y empleo, realizado por el Instituto de Investigaciones Socio-Económicas de la Universidad Católica Boliviana (IISEC-UCB) y la Fundación Jubileo, con el apoyo de la Fundación Hanns Seidel.
Varios indicadores sociales muestran un estancamiento a partir del año 2011. Por ejemplo, durante 2015 el número de personas que viven en condiciones de extrema pobreza en las zonas urbanas del país se incrementó en 100 mil, llegando a la cifra de 693 mil personas. Esta situación muestra un panorama de alta vulnerabilidad de la pobreza y la reversión del logro de disminución de la pobreza extrema obtenida durante el periodo de excepcional crecimiento económico. Otros indicadores sociales corren el riesgo también de desmejorar.
El análisis de la desigualdad en Bolivia muestra un panorama ambiguo. Por un lado, los índices de desigualdad en el país se han reducido de manera significativa durante la última década; por otro, se evidencia que aún quedan deudas pendientes, especialmente en el área rural, donde la desigualdad de ingresos medida con el coeficiente de Gini muestra que el año 2015 esta área presentó niveles de desigualdad similares a los que experimentó el área urbana a principios de siglo.
Un factor muy importante en la disminución de la pobreza y la desigualdad monetaria en la ciudades fue la nueva dinámica laboral con el incremento del empleo y del ingreso de los trabajadores menos calificados, y en los sectores sensibles al shock externo de recursos, por ejemplo, comercio y construcción. Sin embargo, no se ha revertido la precariedad laboral en el país.
Con el fin del excepcional ciclo de la demanda y precios de las materias primas, será difícil sostener la dinámica laboral de los últimos años, con la probable destrucción de empleos y menor dinámica de los ingresos laborales, si no cambia la tendencia internacional de bajos precios de las materias primas.
De igual manera, el fin del ciclo expansivo, a partir de 2015, puede afectar negativamente la capacidad de financiamiento de las políticas públicas. Esto pondría una mayor presión por mantener los logros sociales alcanzados hasta la fecha, como también para superar las desigualdades territoriales, de género y étnicas, todavía importantes, principalmente en las áreas de educación y salud, que a la fecha quedan pendientes.
En síntesis, las mejoras en los indicadores sociales en Bolivia dependieron fuertemente de un contexto excepcional de bonanza económica que afectó tanto el ingreso de las personas como del Gobierno. A pesar de ello, es importante notar que estas mejoras en el país esconden desigualdades persistentes entre las áreas urbano y rural, entre los departamentos, por condición étnica y de género, las cuales se han tratado de visibilizar en el estudio mencionado.
La segunda edición del documento será publicada en abril y aprovecho para invitarlos a su presentación que será anunciada en la página web: www.iisec.ucb.edu.bo y por las redes sociales.
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